miércoles, 28 de mayo de 2008

¡Buscando un ganador!


En un país como el Perú, donde la pobreza aqueja al 39.3% de la población y la pobreza extrema a un 10.7%, el alivio de estas situaciones constituye uno de los principales objetivos nacionales. Por ello, la búsqueda de herramientas para lograr no solo crecimiento sino también desarrollo económico resulta indispensable.

Pero, ¿qué elementos podrían ser claves para potenciar y lograr este desarrollo? Teniendo en cuenta que en el Perú, casi una tercera parte de la población vive en las zonas rurales, que el 50% de sus ingresos proviene de la agricultura, y que además, el 28,5% de la población económicamente activa trabaja en el sector agropecuario, el fortalecimiento de este sector resulta vital. Sin embargo, como es sabido, una de las principales limitaciones radica en el acceso a recursos financieros, sobretodo en el caso de los pobres en zonas rurales (grupos excluidos).

Ante el escenario existente, una de las recomendaciones típicas para la reducción de la pobreza y el desarrollo rural es fomentar el acceso de los productores del campo a mercados, uno de ellos es el crediticio. En esta línea, destacan diversos trabajos realizados por Carolina Trivelli. Ella es economista de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Magíster en Economía Agraria por The Pennsylvania State University, USA, y actualmente se desempeña como investigadora principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Particularmente, en entre el año 2007 y lo que va del 2008, ha venido realizando investigaciones en torno a las microfinanzas y su importancia para el desarrollo rural. Dentro de estas, es posible mencionar Instituciones Públicas y el desarrollo de los mercados financieros rurales: Lecciones desde las experiencias en curso en América Latina (2007), Propuesta para hacer un seguimiento a las señoras ahorristas (y a sus ahorros) del Proyecto de Desarrollo Corredor Puno-Cusco (2008), Banca de Desarrollo para el agro: experiencias en curso en América Latina (2008), entre otros.

En un contexto de rediseño de la banca de desarrollo para el sector agropecuario, estos estudios representan contribuciones meritorias para el conocimiento de las finanzas rurales, tanto en el Perú como en otros países de América Latina.

Un hallazgo importante es que la ausencia o retirada de las instituciones públicas de los sistemas financieros rurales “tampoco ha logrado expandir la oferta privada de fondos en el medio rural. Incluso, no hay una evidencia contundente sobre si la privatización de las entidades financieras públicas ha tenido efectos positivos”. En este sentido, es necesario formar alianzas con intermediarios privados que vayan más allá de la provisión de fondos. Trivelli destaca que existe un amplio espacio para operar articuladamente, desde acuerdos para que las instituciones privadas utilicen la infraestructura de la banca de desarrollo, hasta convenios de fortalecimiento institucional, desarrollo y transferencia de tecnología, y esquemas de manejo y transferencia de riesgo. No obstante, la presencia de estos acuerdos es escasa.

Asimismo, Trivelli sostiene que los pobladores rurales y productores agropecuarios también requieren de otros servicios financieros, e incluso muchas veces requieren más de esos otros servicios que del crédito. Por ello, es necesario brindar varios servicios, no sólo crédito con un enfoque rural y no sólo crédito agropecuario. Ofrecer más productos financieros genera beneficios para las entidades pues les permiten aumentar la rentabilidad de sus instalaciones, pero sobretodo mejorar su relación con los clientes, y contar con mejor información sobre ellos.

Son estos hallazgos y recomendaciones los que permiten considerarla como una economista notable en el presente año, en la medida en que brindan mayores luces a los formuladores de políticas y a los operadores de servicios financieros rurales. Si bien el acceso de la población rural a servicios financieros va en aumento (se puede reconocer entidades importantes como ProMujer, ADRA, o Promuc), el incremento de la cobertura es aún un reto. Por lo tanto, sigue habiendo espacio, tanto para la investigación como para la innovación.

Qué no cunda el pánico… Lo que se puede decir sobre la inflación

Tal como informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el mes de abril, la inflación alcanzó únicamente 0.15%, una reducción significativa respecto de la tasa reportada en marzo (1.04%). Con este resultado, se estimó que la inflación acumulada, en lo que va del año, asciende a 2.34%. El menor incremento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se debe a una disminución gradual del precio de los alimentos.

Asimismo, el resultado del IPC de Lima Metropolitana en abril muestra un aumento en los precios de productos como vestido y calzado y comidas fuera del hogar. El incremento de estos precios podría estar reflejando el traslado de mayores costos hacia los consumidores o presiones de demanda en determinados sectores en un escenario en el cual la demanda interna crece a tasas superiores al crecimiento del producto.

La inflación que se ha estado presentando en los últimos meses se debe en gran medida a factores internacionales, como lo son el aumento del precio de los alimentos (tales como maíz, trigo, soya, arroz, entre otros) y del petróleo, los cuales repercuten en los precios internos. Los primeros son uno de los principales generadores del problema inflacionario, lo cual se refleja en el hecho de que la inflación en abril, sin considerar alimentos, fue de 0.07%; es decir, prácticamente cero. Como medidas para menguar los efectos del alza internacional de los precios de alimentos, en noviembre de 2007, el gobierno redujo los aranceles de 6.9%, cifra prevaleciente en el año 2005, a 2.2%. Sin embargo, el consumidor común no ha visto que ello se haya traducido en una reducción de los precios. Esto se debe tanto al poder de los grandes comerciantes de alimentos como a la especulación de los comerciantes minoristas.

Sobre el petróleo, teniendo en cuenta el agotamiento de las reservas a nivel mundial, es de esperar que no se produzca una disminución notoria en los precios, sino que, por el contrario, estos continuarían en aumento. Así, el incremento de los precios del crudo lleva al alza a otros productos puesto que suben los costos de transporte. Estas situaciones evidencian la necesidad de cambiar la matriz energética, razón por la cual se están explorando otras fuentes de energía, como los biocombustibles. No obstante, al requerirse importantes áreas de tierras agrícolas para cultivar biocombustibles, se estarían reduciendo las zonas disponibles para la siembra de alimentos. En consecuencia, de no darse un cambio gradual de estos cultivos, se generaría una escasez de estos productos y se conduciría a mayor inflación.

Cabe mencionar que analistas de Scotiabank esperan que la tasa de inflación baje en mayo, impulsada por la disminución de algunos precios regulados, como las tarifas de energía eléctrica y el precio del gas natural, en 7% y 5%, respectivamente. Por su parte, el BCRP sostiene que la inflación anualizada tendería a bajar en los próximos meses y se aproximaría a 4% a finales de año. Otro dato resaltante es que, según Consensus Economics, el Perú comparte con México las proyecciones de inflación más bajas para el año 2008, de 3.9% anual. Por debajo se encuentran Brasil, Chile y Ecuador que tendrían inflaciones de 4.6%.
Estas cifras podrían estar diciendo que la ola inflacionaria creciente está llegando a su cauce final. Sin embargo, aun cuando no se debe perder de vista que los factores externos explican parte de la inflación, es necesario tener en cuenta que en comparación con otros países de la región, la inflación se encuentra en una mejor situación. El público debe considerar todos estos aspectos a fin de manejar de mejor modo sus expectativas y evitar que cunda el pánico cada vez que los precios presenten alzas relativas.